Fábula: La creencia, el hábito y la pregunta
“Había una vez una creencia cuyo nombre era Limitante. Le encantaba salir a dar un paseo desde que su dueña abría los ojos.
Limitante se asomaba con esmero: “¡Es un nuevo día! ¡A trabajaaar, a trabajaaar!” Motivaba a sus demás compañeras que trabajaban en equipo para lograr su cometido.
“Recuerden nuestra misión: ¡Cuidar a nuestra dueña de cualquier riesgo, novedad, temor o sugerencia!”-exclamó entusiasta Limitante.
Las demás creencias respondieron con eco: “¡Lo evitaremooos! ¡Lo evitaremooos!”
Limitante avanzó y tocó la puerta a su primo predilecto: Hábito, riguroso, puntual, estructurado, que acata las órdenes una vez que entra una nueva solicitud.
“Buenos días, Hábito. Es un día para estar alertas. No queremos que nos vayan a cambiar los planes y después se nos arme un zafarrancho”-recordó Limitante.
“Todo lo tenemos mecanizado, prima, ¡no te preocupés! Igual ya sabés que si entra una amenaza, le tomará más de 21 días de lucha para ver si acaso la aceptamos”-respondió Hábito.
De repente, alguien tocó el timbre y todos pegaron un brinco.
“¿Quiéeen es?”-preguntó temerosa Limitante.
“La pregunta”-respondió una voz clara, segura y determinada.
Hábito y Limitante se voltearon a ver con cara de preocupación. La amenaza había tocado la puerta y la existencia de ambos estaba en riesgo”.
*Colorín colorado, este cuento se ha acabado*
¿Se te hace conocida esta historia? Aunque es de autoría propia, el trasfondo lo vivimos vos, tu familia, tu equipo de trabajo, tus clientes, el mundo entero y yo.
Me refiero a las creencias limitantes y los señores hábitos. (Los imagino como esos compañeros de trabajo que se alían y uno sabe que esa relación no saldrá bien, por lo que es mejor tomar distancia).
¿Los ubicás?
Pues de eso te invito a reflexionar hoy.
Septiembre llegó y prácticamente La Navidad también (porque el comercio no perdona).
Es decir, estamos a 3 meses de que concluya este 2023. Sabemos que se fue en un respiro, pero estoy segura de que algunas huellas nos ha dejado.
Por eso, te dejo este ejercicio de self-coaching para que tomés unos minutos (sin distracciones) y respondás:
¿Cuál es la mayor creencia limitante que te impide avanzar en el trabajo?
¿Cuál es la creencia que tiene secuestrados tus hábitos y te distancia de tus sueños profesionales?
¿Son creencias tuyas, propiamente, o de tu entorno laboral?
¿Qué te hace alimentarlos con cada despertar?
¿Cuáles creencias se convirtieron en hábitos en tu equipo de trabajo y cómo inciden en tus metas individuales y el ambiente laboral?
Ahora, ¿qué pasaría si activaras la pregunta versus la creencia y el hábito?
Si la creencia dice: “Eso no se puede”
La pregunta responde: “¿Según quién?
Si el hábito dice: “Repetimos esta acción”.
La pregunta responde: “¿Para qué?”
Y así, de repente, tu cierre de trimestre podría ser muuuy distinto con resultados más rápidos de lo que imaginabas. Y no es magia, es un juego de toma de conciencia y cambio de acción.
La pregunta es la base del coaching. Es la que te lleva a cuestionar, a transformar, a buscar evidencia, a observar, a descubrir y a retarte porque sabés que sí se vale que tengás mejores oportunidades según tu esencia innata.
Por eso, si sos una mujer profesional que te sentís insegura en tu trabajo porque te falta tener confianza y comunicar tus ideas y límites, y deseás que alguien con experiencia en el campo te pregunte, te ayude a encontrar respuestas afines a lo que te funciona a vos (y no porque te lo imponen), te invito a sumarte a mi programa de coaching grupal The Growoman Sessions.
Por ello, cierro con este testimonio de Monse, quien formó parte de la primera generación de The Growoman Sessions y sus avances son admirables.