Decir “No”: Parte 5 de Serie “Formas de comunicarte con tu equipo”
La vez que escuché esta frase fue como una bofetada tipo Mike Tyson.
“Cada vez que le decís sí a algo o alguien, te decís no”.
¡La cachetada no era para menos!
¿Cuántas veces he accedido con el sí para asumir nuevos pendientes en el trabajo, para no fallarle a alguien, o por el “qué dirán”?
O…Decir sí a resolver dudas de jefaturas a las 9 pm entre semana o un sábado a las 6 am, decir sí para ir alguna fiesta (aunque prefería estar en casa), sí a cantar en un karaoke en la fiesta de la empresa (aunque me sentía incómoda), sí a ayudar a un familiar porque le urgía cuando me llamó por teléfono (aunque yo estaba concentrada en mi trabajo) y la lista continúa.
¿Te ha pasado?
Y el no ¿en qué rincón del mundo se había metido?
Resulta que le tenía “alergia” al no. Con el tiempo descubrí que me choca cada vez que alguien me dice no como, “no se puede”, “no hagás eso”, “no es posible” y bueno…forman parte de los traumas de terapia.
Resulta que ese no es distinto a otro no que puede ser aliado para la paz mental. Es el no porque simplemente no te da la vida para hacer una tarea más o porque no querés ir a esa invitación after office.
El no que me choca es cuando no se contemplan soluciones ni explicaciones, pero el no que te propongo hoy es para que trabaje de la mano de tus límites.
Por eso, la serie de cinco entregas de “Formas de comunicarte con tu equipo” concluye hoy con maneras para decir “no”.
Y no es antojo mío, la comunidad en Instagram votó y eligió este tema para cerrar la serie. (Así que, si votaste, ¡gracias! Tomo nota de las otras dos peticiones: formas para hablar en sesiones 1:1 y formas para sugerir ideas).
De hecho, me pareció acertado cerrar con este tema ya que hace dos semanas hablamos de poner límites. Si te lo perdiste, leelo aquí.
Así que, sin más, manos a la obra con 5 formas para decir “no” en tu trabajo, sin sonar como Scrooge.
1. Para agradecer
“Me honra que me tome en cuenta; sin embargo, se me imposibilita asistir”.
Tip: Empezá con la gratitud de la invitación y después declinar. Si deseás dar la razón de por qué no estarás, adelante, pero, OJO, no tenés que dar explicaciones a todo el mundo.
2. Para diferir
“Aunque no estoy de acuerdo, veo oportunidad en (enumerás tus ideas)”.
Tip: Aquí la magia es tener asertividad, es decir, honestidad + amabiidad, y expresar tu óptica sin señalamientos o calificaciones hacia las otras ideas.
Es decir, es innecesario expresarse con frases hirientes como “eso es inútil”, “¡qué idea más tonta!”…En fin, creo que me entendés el punto.
3. Para dar una solución
“Agradezco su comprensión, pero en este momento no puedo ayudarle. No obstante, (dar una solución)”.
Tip: Si no podés hacer algo por alguna razón, podés ofrecer soluciones, tales como referir la inquietud con alguien más del equipo, facilitar otra fecha, brindar algún enlace o contenido de apoyo, etc.
4. Para respetar tu tiempo
“Lamento no poder quedarme hasta tarde hoy. Agradezco su comprensión”.
Tip: Esta respuesta es para que leal a vos misma/o porque muuuy probablemente has venido accediendo a trabajar más horas, dejando a un lado el resto de tu vida (aunque en el fondo te acribillás mentalmente y la salud también lo resiente).
5. Para cuidar tus emociones, valores y privacidad
“No me siento cómoda/o hablando de este tema”.
Tip: Recordá que tus límites van de la mano de saber cuáles temas deseás conversar con otras personas y quiénes son esas personas. En el trabajo es común que salgan algunos temas que pueden incomodarte, desde bromas hacia otros compañeros o temas sensibles que simplemente no querés ahondar.
En resumen
Para decir “no” con facilidad, es clave que tengás claros tus límites, tus valores, tus prioridades.
Ahora, detrás de todos estos ejemplos hay una etiqueta que incomoda (como esas detrás de la blusa que es mejor cortarlas) y es la etiqueta del “¿qué dirán?”
La terapeuta y escritora experta en límites, Nedra Glover Tawwab, señala que, nuestros temores suelen ser los que nos detienen de poner límites y decir no con más frecuencia. Es decir, pensamos en el peor escenario infundado en el miedo.
Pero, como bien lo recuerda, no podemos controlar la reacción de los demás, no podemos quitarnos de encima la incomodidad…solo la práctica permite que vos y tu cerebro se adapten con más facilidad la próxima vez que tu mente, cuerpo y alma te den revelen la respuesta que debés dar: “No”.
PD. ¿Querés aprender más sobre este tema? Sumate a la segunda generación de The Growoman Sessions que iniciará en setiembre.
¡Te espero!