La razón por la que tu audiencia pierde interés: El exceso de información sin estructura
Si alguna vez hablaste en una reunión y sentiste que, a pesar de compartir muchos datos, tu mensaje no generó el impacto esperado, es probable que hayas caído en un error muy común: dar demasiada información sin estructura.
Es un problema que veo constantemente en los profesionales con los que trabajo en talleres o en sesiones 1:1 y por ello nace mi curso Oratoria Corporativa y Efectiva.
Son personas con mucho conocimiento, con ideas valiosas, pero que al momento de comunicar se pierden en los detalles, hacen explicaciones extensas y terminan generando confusión en lugar de claridad.
Cómo se siente este problema en la práctica
Desgaste y frustración: Sentís que hablaste mucho, pero no lograste transmitir tu punto de manera efectiva.
Dudas e inseguridad: No sabés si la audiencia realmente entendió o si simplemente desconectó.
Falta de impacto: Te das cuenta de que, aunque tenías una idea importante, no causó el efecto que esperabas.
Silencios incómodos: Terminás de hablar y nadie responde porque no quedó claro cuál era el mensaje clave.
Confusión de ideas: Es mucho más probable que te enredés en tus ideas al querer decir tanto y después no sepás cómo redireccionar el mensaje.
¿Cómo se siente tu audiencia?
Cuando el orador da demasiada información sin estructura genera un desgaste en los participantes que le escuchan. Por ejemplo, notarás que tu audiencia va a estar:
Abrumada y confundida: Reciben demasiados datos sin un hilo conductor claro, lo que hace difícil seguir el mensaje.
Desconectada: Si la información es excesiva o demasiado técnica, dejan de prestar atención y piensan en otras cosas.
Impaciente: Esperan que el orador llegue al punto, pero la sobrecarga de detalles retrasa la comprensión.
Insegura de qué hacer con la información: Si no hay una conclusión clara, el público no sabe cuál es el siguiente paso o cómo aplicar lo que escuchó.
¿Cómo se manifiesta este error?
Saltás de una idea a otra sin una lógica clara
Empezás con un dato, luego agregás un ejemplo, después recordás otro punto importante… y al final, la gente no sabe cuál es el mensaje central.
Explicás demasiado y abrumás a la audiencia
En un intento por ser preciso, terminás dando tantos detalles que el punto clave se diluye y la gente desconecta.
Usás demasiados datos técnicos o información innecesaria
Creés que dar más datos respalda tu mensaje, pero en realidad hace que tu audiencia se pierda en la complejidad.
No hacés pausas y hablás de corrido
Si no das espacio para procesar la información, tu mensaje se vuelve pesado y difícil de seguir.
Terminás sin una conclusión clara
Si al final de tu presentación no queda claro qué querés que hagan o recuerden, tu intervención pierde efectividad.
¿Cómo mejorar?
✅ Definí tu mensaje clave antes de hablar
Preguntate: ¿Qué quiero que recuerden o hagan después de mi intervención?
✅ Usá una estructura clara
Aplicá técnicas como la regla del 3 (presentá tu mensaje en tres ideas principales) o el modelo PAS (Problema - Acción - Solución).
✅ Evitá el exceso de detalles innecesarios
Preguntate: ¿Este dato realmente aporta al mensaje principal? Si no, descartalo.
✅ Cerrá con claridad
Finalizá con una frase que refuerce el mensaje clave o indique el siguiente paso: "Entonces, lo más importante a recordar es..."
¿Te identificás con este error?
No es que te falte conocimiento. Es que necesitás comunicarlo de una manera más efectiva.
En mi curso Oratoria Corporativa y Efectiva, enseño a profesionales como vos a estructurar mejor sus ideas, a transmitir con claridad y a hablar con seguridad en reuniones y presentaciones.
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