¿Te molesta que nadie participe en reuniones?
En marzo pasado hice 10 mil pasos en medio metro de distancia.
WHAT? ¿Eso es posible?
Antes de ese día, yo también hubiese dudado.
Resulta que sí, quemé calorías a lo atleta de alto rendimiento sin salir de casa, descalza, sin maquillaje, frente a la computadora.
No, no era una clase de Spinning. La convocatoria no era nada afín a los ejercicios.
Había pagado para estar en Unleash The Power Within para conocerme más como persona y para aprender de uno de los coaches más famosos del mundo: Tony Robbins.
Fueron cuatro días, más de 12 horas conectada a la computadora. Es decir, 48 horas.
¿Cómo alguien puede mantener la atención de miles de personas alrededor del mundo por tanto tiempo?
En mi caso, admito que lo logró durante los primeros 3 días y ya el cuarto lo sentí más de relleno.
Pero, volvamos a los 10 mil pasos. ¿Cómo lo logré sin salir de mi oficina?
La pura verdad: mandando la pena al carajo y siguiendo las instrucciones.
Resulta que una de las estrategias de Tony Robbins (amado y odiado por unos) es mantener la energía activa en todas las sesiones.
Para ello, tiene un grupo de bailarines y un especialista en Egoscue, un método para ejercitarse, de bajo impacto, y dar simetría corporal. De esta forma, durante todas las jornadas se activan ciertos espacios para saltar, mover el cuerpo y evitar el sedentarismo, que un evento de tantas horas, puede provocar.
El día uno me sentía como la más tonta brincando frente a la compu. Jackson, mi perro me ladraba como diciendo “te chiflaste” y Sebastián, mi esposo, ya sabe que no cuesta mucho que me motiven a bailar.
Cuando concluyó el día 4, caí en cuenta que, me sentí bien, que valió la pena brincar, llorar y bailar. Nadie me podía juzgar más que Jackson, Sebastián, la gente desconocida en el Zoom y mi propia conciencia.
Esta anécdota tiene que ver con nuestra vida laboral.
¿Te ha pasado que tenés reuniones y nadie participa más que los grillos de fondo?
Probablemente decís frases como:
“No sé qué opinan”
“¿Alguien tiene un comentario?”
“¿Hay preguntas?”
La mala noticia es que justo estas frases pueden reforzar que nadie comente nada.
El problema es que suceden varias cosas. Por un lado, tu diálogo interior y, por otro, lo que decís.
A nivel del diálogo interior está cuánta fuerza le das a los demás qué opinan de vos, eso influirá en tu pena, tu energía, estado anímico, seguridad, y desenvolvimiento. Es decir, es un tema de tus propias creencias limitantes.
Si Tony Robbins pensara ¡qué ridículo!, no proyectaría el entusiasmo y energía que logra en sus eventos (aunque sea unas rayas demás para la introversión).
Y eso me lleva al segundo punto: tu comunicación y ambiente externo.
Para promover la participación se requiere generar el ambiente adecuado, provocar la energía deseada y dar dirección.
Esto aplica tanto en oratoria, el liderazgo y la vida cotidiana de las reuniones.
Las dos primeras: generar el ambiente adecuado y provocar la energía van de la mano de quien lidera el encuentro. Para ello es clave tomar conciencia de cuál es la energía que proyectás y si hay una cultura para que los demás opinen y participen.
Tener dirección da claridad de qué se necesita exactamente y permite conocer los beneficios y consecuencias del tema en cuestión. La clave está en que seamos específicos con lo que necesitamos.
Pedir la participación mediante frases generales como “no sé qué piensan” son lo opuesto a una dirección o instrucción específica.
Probablemente lanzás esa frase en busca de:
→Conocer otras soluciones
Para lo cual decís: “¿Alguna idea?”
En cambio podés decir: “¿Cuáles son al menos 3 soluciones más que podemos considerar?”
→Saber si están de acuerdo o no
Para lo cual decís: “¿Qué opinan?”
En cambio podés decir: “Comenten en el chat si están a favor o en contra”.
→Definir fechas y responsables del proyecto
Para lo cual decís: “¿Creen que pueden tenerlo listo pronto?”
En cambio podés decir: “¿Para cuándo pueden entregarlo y quiénes serán los responsables?"
Si lo que deseás es concretar esas necesidades para el beneficio de todos, necesitás evidenciarlo comunicándolo de forma explícita mediante una afirmación clara o una pregunta específica.
→Cierro con esta reflexión: El éxito de los 10 mil pasos en la oficina nace de las instrucciones, la energía y el ambiente adecuado para el equipo. La meta no es que todos compitan por participar y opinar, es que haya dirección, la energía, el espacio seguro y consenso para evidenciar la meta en común.
Por eso, si te da pena, no sabés cómo comunicar y tener esa iniciativa en el trabajo, aprendé cómo hacerlo en “Tu Propia Fórmula”, mi programa de mentoría y coaching 1:1 en vivo donde trabajamos directo en tus temas cotidianos del trabajo para que, semana a semana, pongás a prueba lo aprendido. Aplicá a tu plan aquí.